El día de hoy comenzó como el clásico ejemplo de las cosas que te hacen pensar que después de todo, la vida es una maraca. No sé qué tan bien suena en español esa expresión, pero quise decir que life’s a bitch. Porque díganme, cómo no pensar eso si uno se va a acostar sintiendo que desde la mañana siguiente todo será distinto, distinto mejor, con más alegría, más iniciativa, más de todo. Pero claro, en lugar de poder abrir los ojos tranquilamente y pensar “Aunque no caliente ni una mierda, hoy hay sol y la vida es bella”, uno es despertado y mandado a levantarse ipso facto, y uno no sabe qué mierda. De a poco uno razona, sí, los platos. Los platos po’ hueón. Anoche se me olvidó lavar los platos de la once, una once que ni siquiera compartí con mi familia. No voy a discutir por este último detalle, porque esa pelea la dejé de lado hace unos meses, o sea, pico con que yo haya ensuciado algo o no si aquí la cuestión se trata de tener a los viejos callados. Pero no, a una se le olvidan las cosas, por no meterle bulla al viejo mientras ve la tele, se va a su pieza y luego olvida. Luego de olvidar piensa que la vida es bella, pero a la mañana siguiente todo sigue siendo la misma mierda. Y esta mañana el sol de mierda no calienta ni una huea y más encima me hace extrañar la primavera.
Que no cooperas, que no maduras, la eterna pelea, el discurso de siempre. En mi corta vida ya tengo una lista de pecados capitales cometidos y que me son recordados cada vez que me equivoco en algo. Encabeza la lista el que siempre me levantaba atrasada para ir al colegio (y ojo que eso fue hace casi cinco años atrás) y que finalmente mi papá no me fue a dejar más y tuve que irme en micro. Yo no sé si él cree que eso me traumó en algo, pero para mí fue como de lo mejor que me pudo pasar. No tengo ni un recuerdo de sufrir por eso, me cagaba de la risa con la Feña en las mañanas. Siguen los resfríos, que me enfermo por esto y por esto otro. Que tu hermana, que por tu culpa tu hermana …….(completable con cualquier tontera). Después me recuerda que no pagué el bono del doctor, que es cierto, se me olvida. Después que no le he pagado a mi mamá. Sí, leyeron bien, ahora yo le pago a mi mamá –por ser mamá. O algo así. Me cobran la mitad de lo que me sale el diplomado, yo siento que es como las huevas pagarle a la mamá por ser mamá pero si quieren eso, bueno.
El tema es que: no es que me equivoque en tantas cosas, pero siempre es la misma y reiteradamente, y es recordar que mis papás quieren que haga labores domésticas. Tampoco voy a pelear por la justicia o injusticia de esta huevada, pero el punto es que el tema causa roces todo el tiempo. Entonces yo me pregunto, si dejara de equivocarme en esto ¿dejarían de hincharme las que no tengo de una vez por todas? ¿O encontrarían un nuevo motivo para exigirme algo? Responder que sí a la última pregunta denotaría cierto grado de paranoia, así es que prefiero responder que sí a la primera. Entonces me pregunto, una vez más –porque me lo cuestiono duro y parejo— ¿por qué me cuesta tanto hacer andar la nana que llevo dentro en mi casa? Si hiciera mejor de nana se supone que tendría más libertades y no tendría a mi papá culpándome continuamente. La pregunta de fondo es ¿Sabotea uno su propia felicidad?
Aún no tengo la respuesta, pero por hoy me parece que ya me amargaron bastante como para quitarme las ganas de vivir en paz. O sea, trataré de dar vuelta la página mientras hago mi vida sola, mientras ando en la calle y miro, mientras trabajo, mientras me rio. Ya veremos si cuando vuelva tengo ganas de reencontrarme con ellos, de cumplir bien mi rol de nana. Si aun pienso en aceptar la oferta de mi papá, de pagar doscientas lucas y desligarme de responsabilidades. ¿Me ofreció pensión en mi propia casa o fue la estimación de lo que me saldría vivir en otro lugar? Porque si por doscientas lucas puedo vivir acá o en un lugar propio, lo entro a pensar. Depende. Si pudiera follar tranquila en mi casa, prefiero pagárselas a ellos. Pero parece que eso es medio imposible, así que la opción que me va quedando es una sola.